Juan Jacobo Baegert
Todo lo concerniente a California es tan poca cosa, que no vale la pena alzar la pluma para escribir algo sobre ella. De miserables matorrales, inútiles zarzales y estériles peñascos; de casos de piedra y lodo, sin agua ni madera; de un puñado de gente que en nada se distingue de las bestias ( .... ) ¿Qué gran cosa debo, que puedo decir?
Palabras, con las que el misionero jesuitaJuanJacobo Baegert inicia el prólogo de su clásico libro Noticias de la península americana de California, cuya reedición tiene en sus manos. La imaginación es la facultad, se ha dicho, que descubre las relaciones ocultas entre las cosas, y aunque a Baegert lo han tildado de falto de imaginación, la precisión y autenticidad con que describe la California son, admirables e incluso patéticas. La desolación del paisaje, natural y humano, y su reiterada recurrencia, van creando un insólito clima y una atmosfera irrespirablemente bella.
La preocupación estilística de Baegert está perfectamente preconcebida, pensada y razonada. De ninguna manera podemos creer que se trate de una mera contingencia fortuita: "Los señores españoles gustan de escribir tomos gruesos y llenarlos algunas veces con la suerte de descripciones y datos innecesarios, traídos por los cabellos y exagerados por medio de palabras rimbombantes ( .... )Para qué, digo, sirven tantos rodeos, si no es para aumentar el costo de los libros y despertar en el lector enojo y ganas de dormir, en vez de gozo e interés?". Reclama el mismo Baegert, y apunta que su libro lo escribió sin apoyo bibliográfico alguno, sino como resultado de su propia experiencia; lo que vio, vivió y le contaron.
El tono sacerdotal del que el mismo traductor, Pedro R. Hendrich, nos habla, y la recurrencia continua hacia el pleonasmo contribuyen notablemente a crear esa atmósfera referida.
Juan Jacobo Baegert, desde 1751 y hasta 1768 se enfrentó, en la misión de San Luis Gonzaga, a un esquema de vida radicalmente distinto a sus acostumbrados ambientes.
Para don Pablo L. Martínez, NOTICIAS DE LA PENÍNSULA AMERICANA DE CALIFORNIA, constituye un libro negro sobre la Baja California, y además, "permite darnos cuenta de que el religioso estaba inconforme con su profesión de fe". Esta aseveración de don Pablo se debilita notablemente cuando el mismo Baegert nos dice en la obra referida, que toda lucha, todo sacrificio realizado en una California hostil se justifica por los más de catorce mil jóvenes californios rescatados para la fe.
La enumeración pues, de las inconveniencias numerosísimas que representaba la California, constituye un libro negro sobre la Baja California, era también un canto al esfuerzo religioso, a la empresa misional. En la medida en que ,se hiciera evidente la penuria y los sacrificios, se podría estimar el valor de la conquista espiritual.
José Mariano de I turriaga escribe un poema para celebrar el segundo siglo de la Compañía de Jesús en el Colegio de San Pedro y San Pablo, el 27 de septiembre de 17 40 y ese poema fue bautizado por su traductor (del latín al castellano), doctor Gabriel Méndez Plancarte, como La Californiana. Es un poema preépico, proclive, naturalmente, a lo divino, que describe las peripecias y dificultades de los jesuitas, las hazañas, súplicas y gestiones que precedieron a la evangelización. El poema coincide en distintos momentos del texto, con la visión de Juan Jacobo Baegert, en lo que he denominado la estética de la penuria.
La misión de San Luis Gonzaga, donde trabajó Baegert, se encontraba fuera de las rutas que conectaban las misiones más importantes, y se hallaba en la parte más árida de la península, en pleno desierto. Por ello, no es fortuito que ese ambiente lo haya marcado profundamente, al grado de llevarlo a plasmar en su obra un testimonio de un realismo más que mágico, magistral.
¿No es esto más bien un canto a los grandes espacios y no un reproche denigratorio de la península? Su tono no es pesimista, sino intimista ¿Por qué pesimista? El asunto no es tan superficial.
Baegert nos hace "leer una casa", la casa de la California. Casa, habitación, espacio, son diagramas de la sociología que guían a los escritores, a los historiadores, a los poetas, en el análisis de la intimidad.
La inmensidad, los espacios abiertos, el desierto, el mar, son categorías filosóficas del ensueño, ensueño que se nutre de una inclinación por la grandeza, una contemplación del mundo, incluso en sus más mínimos detalles. Baegert va al detalle continuamente, como en este pasaje de su obra.
